Selva de cemento

Nuestra ciudad no está pensada para la inclusión de todos como ciudadanos, debido a que los espacios con los que cuenta no son adecuados. Veamos unos ejemplos:
Transmilenio tiene rampas para el acceso, pero éstas están en mal estado, cuando se suben las escaleras tienen diferentes averías o simplemente se las han robado, como en una ocasión en la que una compañera con baja visión fue a cruzar y el escalón no se encontraba, por lo que al dar el paso simplemente lo dio al vacío y se dio un fuerte golpe.
Es de anotar que tampoco están adecuadas para las personas con baja visión, pues no tienen distintivos que les permitan ver la escalera, por lo que en ocasiones las personas se han caído y han sufrido golpes serios.
Otros lugares son las alcantarillas que se encuentran destapadas, bolardos en lugares inapropiados y señalización insuficiente. Por otro lado, es de anotar que después de batallar, las personas ciegas lograron que los perros guía pudieran ingresar a diferentes lugares como los buses de transporte público; sin embargo, según sus propietarios, les pisan las patas o la cola debido a que se encuentran muy llenos y no hay un espacio para estos animales guía.
Ahora bien, todos los días voy con una persona ciega a almorzar y hemos apreciado el sistema podo táctil de los andenes y nos hemos dado cuenta que se encuentran en mal estado o a mitad del andén tienen un bolardo, que para un ciego puede ser el fin del camino y un hueso roto. También hay que tener en cuenta que las losas están levantadas, por lo tanto son peligrosas para la ciudadanía en general.
Se ha trabajado en los espacios accesibles, pero esto aún no es una realidad, ya que, sin ir muy lejos, alrededor de las instalaciones del INCI hay innumerables obstáculos que hacen de la vida de un ciego un caos absoluto, como por ejemplo, los carritos de ventas ambulantes que se parquean en medio del andén y se creen dueños del mismo, al igual que las ciclo rutas que se encuentran en medio del andén.
Esto demuestra que la conciencia ciudadana no existe, debido a que cuando caminamos con una persona que lleva un bastón y que evidentemente es ciega, no es posible que el resto de la población esté al corriente que debe darle prioridad y evacuar los espacios de posibles tropiezos. En una frase, la ciudad, literalmente, es una selva de cemento con tiburones que están al acecho y no permiten una movilidad exitosa de todos.
Pero es de abonar que cada día desde el Instituto Nacional Para Ciegos –INCI se trabaja por que la población en general conozca cómo mejorar los espacios para que estos sean accesibles y permita una mejor movilidad a las personas ciegas y de baja visión.
Autor:
María Helena Cruz
Atención al ciudadano INCI