Planeación o coyuntura, ¿Qué será mejor?

Sin lugar a dudas, la actual pandemia nos deja enseñanzas por montones:
Una de ellas es la utilización de las herramientas tecnológicas de manera óptima y acudiendo, por supuesto, a la realidad y la práctica.
Las plataformas de reuniones son un ejemplo vivo de ello, deben utilizarse a plenitud y en muchos casos y situaciones, por todos.
Este último caso en particular, el de las plataformas de reuniones, han dejado grata experiencia en personas con discapacidad, dado que venían contemplando la accesibilidad de manera importante y plena. Entre estas, se destaca Zoom, que permite el manejo de su interfaz en casi su totalidad a través de comandos de teclado, lo que agiliza mucho el trabajo, por lo menos en personas con discapacidad visual.
Zoom permite conocer, mediante un simple comando, el nombre o la identificación de la persona que está hablando, lo cual es vital en personas ciegas, así como activar y desactivar video o micrófono, por solo mencionar algunas de estas opciones que son verdaderamente una comodidad inmensa a la hora de su uso.
No sucede lo mismo en las páginas web, que venían sin accesibilidad antes de la pandemia, quedaron igual y nadie mejoró esto.
Se mejoran, eso sí, y con mucha justificación, los procedimientos en las páginas que permiten el pago en línea y los trámites de forma virtual, con el fin de favorecer la permanencia y amarre de clientes y ciudadanos para compras, cancelación de impuestos y adquisición de servicios y productos.
Claro, la recepción del dinero y la venta como prioridad fundamental.
Muchas de las entidades que antes no contaban con medios de pago virtuales, comenzaron a tenerlos o mejorarlos, lo que ha sucedido de manera similar con los las ventas en línea, el servicio domiciliario y otros tantos.
Pero no es respuesta, en la mayoría de los casos, a la planeación que se venía teniendo previa la pandemia, sino que, al surgir la situación de cuarentena y aislamiento, se ha procedido por la coyuntura, a modificar, mejorar y aplicar procesos vitales para el negocio o el servicio a prestar.
Pero es que esta costumbre es y se ha convertido en generalizada. No falta el asunto que se mejora a partir de una tutela, de un derecho de petición o de algo distinto a la planeación de actividades en forma coherente, programada y evolutiva en forma pensada y previsora de toda situación intempestiva o sorpresiva que pudiese surgir.
A modo de recomendación y con origen de estas cortas líneas, generar accesibilidad desde ya, favorece muchos procesos virtuales que muy seguramente evitarán la reducción de clientes, la disminución de ingresos, el tener que dedicar esfuerzos repentinos no programados y necesidad imprevista de recursos para poder subsistir en épocas como la que se nos vino y que no a pocos dejó cortos en su óptima respuesta.