Leer sin ver, un reto que sorprende en cada época

Imagen- Planeta tierra cubierto por red tecnológica y de internet
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Edición Número 167

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que la lectura fue algo complejo para las personas ciegas. Quienes no conocían el braille, tenían que contar con la buena voluntad de alguien que quisiera prestarles sus ojos y voz para tener acceso a los libros impresos en tinta. 
En Colombia antes de los 80, las bibliotecas para ciegos eran lugares donde solo se encontraban libros en tinta y en braille y salas de lectura. Adicionalmente a esto, el INCI recibió los primeros materiales “modernos” de acceso a la lectura del Servicio para ciegos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Era moderno para la época leer libros en discos flexibles de 10 pulgadas, que tenían que oírse utilizando un tornamesa especial que giraba a 16 revoluciones por minuto y duraba 45 minutos por cada lado. Luego se dio un gran paso al reducir la velocidad de los discos a 8 revoluciones por minuto y una duración de 90 minutos por cada lado. Estos discos llegaron a Colombia a través del INCI alrededor de los años 70. 
En los años 90 se dio otro cambio espectacular para la época: la grabación en cintas de caset. Se les llamó grabaciones de 4 pistas, porque cada caset se reproducía a la mitad de la velocidad comercial y podían grabarse 2 pistas por cada lado, resultando grabaciones hasta de 6 horas en un solo caset, que correspondían aproximadamente a 200 páginas impresas.
Pero otro cambio asombraría al mundo de los lectores ciegos: la llegada en el año 2000 de los CD. De igual manera que con los formatos anteriores, se grabaron libros en un formato especial llamado DAISY (por sus siglas en inglés, Digital Accessible Information System). Con este formato ahora se podían grabar libros completos en un solo CD. 
Aparecieron entonces muchos modelos de reproductores de libros digitales grabados en CD, como el Victor Reader y su última versión que reproduce todo tipo de formatos digitales. Se abrió   entonces la puerta para la reproducción de los libros en formato DAISY, en cualquier computador con softwares especiales como, el INCI Reader, desarrollado por el INCI en 2005.
Hasta el momento las grabaciones se hacían con voces humanas. Pero con la llegada del nuevo Siglo, el mundo se introdujo en al boom digital. Nos llenamos de computadores, discos duros, memorias y reproductores digitales que impulsaron un nuevo cambio en la grabación y circulación de los libros para ciegos en Colombia.
Los lectores de pantalla como el JAWS (por sus siglas en inglés Job Access With Speech) y el NVDA (Non Visual Desktop Access, por sus siglas en inglés), abrieron el acceso de las personas ciegas y con baja visión a los computadores, lo que facilitó y revolucionó el acceso a la información digital. Algo que por muchos años parecía imposible.
Desde el 2014 se suspendió la grabación con voces humanas pasando a las voces digitales y la ubicación en la nube de toda la colección de libros grabados en otros formatos. La producción continuó a través de la Biblioteca Virtual para Ciegos de Colombia, permitiendo la posibilidad de acceder a cualquier libro, desde cualquier lugar y en cualquier momento desde los teléfonos móviles o los computadores.   
Hace 40 años cada salto tecnológico sorprendía y hacía pensar que era lo último y más moderno en cada época. De la misma manera, hoy no es posible alcanzar a imaginar que innovación nos sorprenderá para el acceso a la lectura de las personas ciegas en el futuro.
Hoy cuando se celebra un año más de la Biblioteca Virtual para Ciegos de Colombia, un nuevo reto en esta era digital es el uso de la Inteligencia Artificial. El desafío está en cómo aprovechamos esta nueva tecnología para la producción y lectura de libros accesibles para ciegos. ¿En la Inteligencia Artificial estará la respuesta?

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