El día que la discapacidad tocó a mi puerta
En la sociedad nos preparan día a día para eventos que pueden, o no llegar a suceder, terremotos catástrofes naturales, en fin; pero jamás nos enseñan cómo lidiar con nuestras emociones o qué hacer cuando el mundo se nos viene abajo. tal vez cuando una discapacidad toca a nuestra puerta a nuestra familia e incluso a nosotros mismos; a las mujeres se nos ha enseñado a ser fuertes a no derrumbarnos con nada, pero resulta que somos seres humanos y el caerse no significa debilidad.
Como persona con discapacidad visual me he dado cuenta que el deporte paralímpico a las mujeres, nos genera autonomía, liderazgo, nos aporta al crecimiento de la autoestima, una autoestima que se ha visto pisoteada por la sociedad, al adquirir una discapacidad nuestro entorno nos minimiza y hace menos no siempre con mala intención sino por el miedo y el desconocimiento, el terror a que algo nos suceda, el deporte nos da ese empoderamiento que poco a poco hemos perdido las mujeres; nos enseña autocuidado para tener un peso saludable, nos ayuda a reducir el estrés y el riesgo de padecer un montón de enfermedades no solamente físicas, sino también mentales; ya que el adquirir una discapacidad genera una carga emocional extra.
Sí, todos los seres humanos tenemos problemas, dificultades pero la discapacidad es una condición con la que debes convivir a diario que te acompañará para siempre. Al empezar a entrenar, esto me ayudó a mejorar mis relaciones sociales, a sentirme parte de algo a integrarme socialmente, ya que lastimosamente cuando la discapacidad toca nuestras puertas, lo primero que hacemos es aislarnos y con el aislamiento vienen un sin número de dificultades más, pero al llegar a los entrenos en la cancha me siento en un entorno seguro y siento que puedo derribar cualquier prejuicio o estereotipo, me siento capaz; no sin antes cabe resaltar que el deporte en este caso el fútbol sonoro ha mejorado mis funciones perceptivas motoras e incluso mis funciones cerebrales y porque no; en un futuro no tan lejano pensar en el deporte también como un empoderamiento económico.
El día que discapacidad tocó mi puerta, sentí cómo mi mundo se desmoronaba, como todos los sueños que había imaginado cumplir quedaban hechos polvo, pero al poco tiempo de adquirida mi discapacidad visual; conocí el fútbol sonoro y como mujer me devolvió ese empoderamiento, esas ganas de continuar, me hizo sentirme capaz me hizo sentir fuerte, ¡me hizo volver a soñar!
Mi nombre Luz Chaparro y soy mujer con discapacidad visual y cuando mis pies tocan el suelo de la cancha, en un santiamén, la adrenalina invade mi alma, mi corazón se comienza a acelerar y mi mente por fin deja de pensar cuando mis zapatillas al balón tocan su sonido inmediato invade mis sentidos mi alma salta emoción el partido ya comenzó mientras corro detrás del balón los problemas se suelen disipar cuando al rodar lo empiezo escuchar, no hay cosa que me pueda preocupar, luego al gritar voy empiezo a correr y por un momento siento que puedo escapar, es el fútbol sonoro que me anima a continuar.