Todos tenemos capacidades diferentes

Cuando ingresé al Instituto Nacional Para Ciegos – INCI no imaginé todo lo que podría aprender. En un principio cuando nos enfrentamos a la discapacidad todos tenemos los mismos imaginarios en los que se cree que las personas por ser ciegas no pueden realizar ciertas actividades, no pueden tener una vida “normal”, pero poco a poco entendemos que no es así, que las personas con discapacidad tienen una fortaleza extraordinaria para vencer las adversidades y sobreponerse a los obstáculos, podríamos decir que son resilientes.
Durante mi paso por la oficina de Atención al ciudadano, he encontrado muchas reacciones frente a la ceguera, pues ciertamente el desconocimiento, así como el enfrentarse a una nueva condición, hace que las personas sientan miedo. Es natural, ya que no es fácil aceptarlo, así que la primera vez que un usuario se acercó a la oficina a solicitar atención para su hijo que había nacido ciego para mí fue un impacto bastante grande; fue difícil esta situación, pues en todo el tiempo que llevo aquí nunca me había ocurrido.
Se hacía preguntas que aun, por supuesto, no tienen respuesta, que son un proceso, al que poco a poco van llegando y que bajo una adecuada orientación profesional puede ser gratificante. El temor hace que las personas piensen en el futuro que aún no ha llegado, teniendo imaginarios que no llevan sino a la desesperanza. La realidad es cruel y a veces un poco burlona, pero todo se puede enfrentar con cariño y buena disposición para seguir luchando cada día.
Por esto viene a mi memoria una película que vi hace un tiempo llamada ‘Radio’. Su hilo conductor es la discapacidad, es un film del año 2003, interpretado por Cuba Gooding Jr., ganador del Óscar en el año 1996, y Ed Harris, ganador también en el año 2002, en los papeles principales.
Su argumento está basado en un hecho de la vida real. El protagonista, James Robert Kennedy, a quien apodan ‘Radio’ debido a que su afición a estos aparatos es realmente asombrosa, todo el tiempo tiene uno a su lado, en el que escucha partidos y música que lo hace sentir feliz. Sin embargo, él es un joven que siempre está solo, ronda por las calles de la ciudad y habla muy poco.
El entrenador de fútbol americano de la escuela de la ciudad, Harold Jones, protagonizado por Ed Harris, entabla una amistad con él, dándole pequeñas tareas e invitándolo a los entrenamientos del equipo de futbol americano e integrándose a la escuela. En la película hay una escena en la que el protagonista no puede ir a uno de los juegos del equipo y entonces decide escucharlo en su radio mientras cae una lluvia tormentosa, repitiendo cada jugada que escucha.
Desde su llegada a los entrenamientos, sus compañeros no le han facilitado su estancia, han sido abusivos con él y fue objeto de burlas mal intencionadas. En el pueblo a los vecinos no les gusta esta amistad, dado que creen que el entrenador ha dejado de lado su labor, así que le dan un ultimátum para que se aleje de Radio e instando a que lo lleven a una institución mental. Sin embargo, es más su inocencia, dedicación y cariño lo que hace que cualquiera lo estime y que su entrega sea aún mayor, dándole así un portazo a la indiferencia de los demás.
Las personas con discapacidad tienen mucho que aportar a la sociedad, no son como en algunos casos se piensa ‘cargas’ o ‘estorbos’. Desde mi experiencia en la oficina de Atención al ciudadano, como he dicho antes, recibimos a personas con discapacidad visual que nos demuestran que no hay obstáculos para seguir, que a pesar de las circunstancias siempre hoy es un buen día para vivir y así como en la película antes mencionada, todos tenemos capacidades diferentes y habilidades que nos hacen únicos e irrepetibles que podemos explotar en diferentes ámbitos de la sociedad. No porque se tenga una discapacidad significa que el mundo y la vida han terminado, por el contrario, es el momento de replantear y buscar la manera de adaptarnos y seguir.
Finalmente, aprovecho la oportunidad para agradecer a esta institución la oportunidad de compartir y conocer a las personas con discapacidad visual que hacen que cada día sea toda una experiencia gratificante. Asimismo, quiero invitarlos a que nos visiten en la oficina de Atención al ciudadano para tener el gusto de atenderlos, ya que sin ustedes no habría razón de la existencia del Instituto Nacional para Ciegos.
Son sus inquietudes, sugerencias y de más peticiones las que hacen que el INCI sea lo que es hoy y que a través de las experiencias expresadas y vividas por nuestros usuarios aprendamos cada día que detenernos ante la adversidad y el miedo no son razones para vivir, por el contrario, vencerlo es la causa de nuestra existencia.
Autor: Maria Helena Cruz