Periodismo incluyente
En 2011 Colombia ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, lo cual nos compromete como país a tomar acciones concretas que aseguren la igualdad de derechos y oportunidades para esta población. Como dato curioso, fuimos el país número 100 en ratificar la Convención, un número simbólico que deberíamos asumir como un compromiso del 100% de los colombianos en eliminar las barreras que impiden que la población con discapacidad pueda ejercer plenamente sus derechos.
No se trata de una obligación que deben asumir solo el gobierno o las instituciones públicas, sino toda la sociedad; y en el universo de “la sociedad” ocupan lugar preponderante los medios de comunicación, cada vez más influyentes en la conformación de esa comunidad que no solo replican o reflejan –como algunos argumentan- sino que contribuyen a definir, a dar forma, a orientar (o desorientar), como estamos viendo en el debate tan actual sobre las noticias falsas.
Cuando hablamos de periodismo incluyente bien vale la pena tener presentes las definiciones: según el diccionario de la RAE, incluir es poner a alguien dentro del conjunto, todo lo contrario de discriminar que implica seleccionar excluyendo o dando trato desigual a las personas, por diversos motivos. El compromiso es tener esta reflexión siempre presente, pues muchas veces de manera inconsciente nos comportamos de manera excluyente, ejercemos por ejemplo el oficio de informar sin tener en cuenta la conformación diversa de nuestra audiencia e ignoramos determinados grupos, sin pensar en que tienen todo el derecho a sentirse incluidos en nuestro quehacer periodístico.
Es muy valioso que existan medios para personas ciegas, como INCI Radio o INCI Digital, al igual que hay revistas para automovilistas o canales de cocina, pero si lo que necesitamos es inclusión, es menester que los grandes medios piensen en las diversas condiciones y características de su público.
En otras palabras, no creo que el periodismo incluyente se refiera únicamente a crear medios para personas con discapacidad o a la manera como hablamos acerca de ellas en los demás medios, sino que debe extenderse a la forma como informamos sobre todos los asuntos, teniendo en cuenta el impacto que la noticia pueda tener en diversos públicos: el trabajador, el empresario, el indígena, el campesino, el inversionista, el deportista, el vendedor ambulante, la persona con discapacidad física, el artista, el economista, la persona con discapacidad visual o auditiva… en fin, todas las características que puedan determinar la manera como una noticia es recibida por los distintos públicos.
Tratándose de la población con discapacidad visual, hay que destacar la tendencia de los grandes medios masivos de aprovechar sus plataformas web para incluir información con sonido, que permite a la persona ciega o con baja visión acceder a los contenidos, además de lo que puede hacer con las herramientas digitales de lectura. También la práctica cada vez más extendida de poner en televisión lenguaje de señas o subtítulos cerrados (closed caption), para dar acceso a la población con discapacidad auditiva.
Como quiera que para los medios masivos la interactividad es hoy en día elemento fundamental de su labor, a través de la cual se pueden acercar a sus audiencias para consultar su opinión, oír sus sugerencias o propuestas y responderles con contenidos ajustados a sus gustos e intereses, pienso que ahí tenemos un campo de acción enorme para trabajar en inclusión: diseñar o mejorar los mecanismos para que millones de personas con distintos tipos de discapacidad puedan ejercer su derecho a participar como lectores, oyentes o televidentes, dar a conocer sus puntos de vista, proponer contenidos y enfoques de la información, elevar sus quejas, en una palabra sentirse verdaderamente incluidos como ciudadanos con idénticos derechos al resto de la población.
"Sólo quien reconoce la propia fragilidad, el propio límite puede construir relaciones fraternas y solidarias en la sociedad” es una de las célebres frases del Papa Francisco al referirse a la discapacidad, sobre la cual habló también en su visita a Colombia, cuando subrayó que todos tenemos alguna discapacidad, lo que ocurre es que algunas son más notorias. La invitación que nace de la reflexión del Papa es a no identificarnos por lo que nos separa o nos segrega, sino a afianzarnos en aquello que nos une: somos humanos –con capacidades diferenciadas- pero humanos al fin y al cabo, capaces de amar y con ello derribar barreras.
Crecí en una familia donde tuvimos la fortuna de convivir con mi primo, Eudoro Granada, quien se quedó ciego cuando estaba en la mitad del bachillerato, lo cual nos hizo experimentar la inclusión en la vida cotidiana: él participaba en la labores habituales de la casa, ordenaba su closet, tendía su cama, comíamos juntos sin preocuparnos de que pudiese estropear el mantel, salíamos con él, “veía” televisión con nosotros, comentábamos los programas y los temas de actualidad, debatíamos sobre política, economía, deporte, situaciones del vecindario, en fin él tenía una vida totalmente integrada a la vida de la familia. Uno de sus condiscípulos –Fernando Visbal- recuerda cómo mi primo aprovechaba su extraordinario “don de gentes” para que un compañero de clase estuviera siempre cerca, le leyera lo que se escribía en el tablero, tomara apuntes que luego le compartía; eran tiempos en que no se acostumbraban las grabadoras portátiles ni había celulares, pero al decir de Fernando “cuando no existía la inclusión, existía la solidaridad” y creo que eso fue definitivo para que Eudoro pudiera hacerse abogado y llegar a dirigir el INCI en Manizales.
Por eso cierro subrayando que la inclusión de las personas con discapacidad debe comenzar en sus hogares, pues ya nada justifica su ocultamiento o marginación, y es allí en el seno de la familia en donde se siembra en los niños la semilla de su carácter para incluirse en la sociedad y hacer respetar sus derechos. Pero los medios de comunicación no pueden soslayar su responsabilidad en esta tarea; los directores, los editores, los periodistas, los productores de contenidos, al ejercer el oficio de manera incluyente, serán definitivamente motores del cambio de los patrones culturales que perpetúan la discriminación y darán ejemplo de la solidaridad que se requiere para que seamos verdaderamente incluyentes.

Autor:
Judith Sarmiento
Directora programa radial “En Familia”
Alianza Caracol Social/ICBF


