Orientación y movilidad de personas con discapacidad visual

El desarrollo de habilidades para desempeñar actividades cotidianas como caminar por la calle, tomar un transporte, desplazarse al lugar de trabajo o al sitio de vivienda implica para las personas con discapacidad visual adquirir técnicas de orientación y movilidad que les permita ejercer su autonomía e independencia.
La orientación es la capacidad de reconocer la posición de uno con respecto al entorno, mientras que la movilidad es la capacidad de moverse de manera segura y eficiente.
Además de la utilización del bastón, que de por sí ya brinda seguridad a quien lo lleva, se requiere de otras habilidades que van desde el reconocimiento del entorno por donde ha de movilizarse, hasta la interacción con otras personas.
Las personas con baja visión, cuya funcionalidad visual les permite detectar obstáculos o desniveles en el piso a cierta distancia, habitualmente no requieren del uso del bastón para su desplazamiento, ya que mediante la anticipación perceptiva de su visión pueden eludir esos obstáculos y evitar tropezarse, como lo haría cualquier persona.
Sin embargo, cuando las circunstancias obligan a transitar por sitios desconocidos, el bastón termina convirtiéndose en una ayuda imprescindible y complementaria de su movilidad.
Los recorridos que se realizan frecuentemente, como ir de la casa al sitio de estudio o regresar a la casa desde el lugar de trabajo, se memorizan como si fuese un mapa mental, de manera que las personas con discapacidad visual ya no necesitan de la ayuda de otras personas para orientarse.
En cambio, sí pueden requerir ayuda en caso de tener que cruzar una avenida muy transitada y sobre todo, en aquellas que carecen de semaforización o puentes peatonales.
En el mapa mental que se memoriza se van fijando puntos de referencia como el olor de la panadería que queda en la esquina, un paso nivel en la calle, el sonido de una fuente de agua o el color fuerte en la fachada de un edificio, este último referente para las personas con baja visión.
Si alguno de estos puntos de referencia llegara a modificarse o a desaparecer por cualquier circunstancia, es probable que la persona con discapacidad visual se desoriente y termine tomando otra ruta que no es la habitual y se vea obligado a preguntar a alguien para retomar el camino conocido.
Las siguientes recomendaciones van dirigidas a las personas con discapacidad visual para que su orientación y movilidad sean más confiables y seguras:
- Si le es imprescindible transitar por algún sitio desconocido, procure tomar precauciones como caminar más lento de lo habitual y utilizar técnicas de protección, sobre todo, a la altura de la cara.
- Si estando en esta situación alguna persona le ofrece ayuda, no la rechace; es mejor la seguridad de su información o compañía que la incertidumbre de lo desconocido.
- Las personas con baja visión que habitualmente no utilizan el bastón para su desplazamiento deberán llevarlo siempre consigo y utilizarlo cuando su potencial visual no les brinde la seguridad requerida para movilizarse con entera confianza.
- En cuanto le sea posible, utilice ayudas tecnológicas como aplicaciones para ubicación por GPS (Sistema de Posicionamiento Global), que podrá descargar a su teléfono móvil de manera gratuita y le brindan información precisa de su ubicación y lugares próximos.
Finalmente, recuerde que es mejor su seguridad al movilizarse que prescindir de la ayuda voluntaria de las personas o de las ayudas técnicas y tecnológicas disponibles para tal fin.
Autor:
Pedro Andrade Lozada
Profesional Asistencia Técnica
Instituto Nacional para Ciegos - INCI