No leo braille, pero quisiera

Foto, una cartilla en braille con dos manos pasando sobre los caracteres
Numero edicion
Edición Número 97

Me encanta hablar de mi trabajo y de la entidad en la que me desempeño, muchas veces en reuniones familiares o de amigos sale a colación el tema y casi de inmediato surgen una serie de preguntas, algunas más comunes que otras, es que para muchos el tema de la discapacidad visual puede parecer distante. Lo irónico, es que a medida que uno ahonda en el tema todos parecen tener mucho conocimiento, ya sea por un amigo o familiar, por un artículo o por algún video viral que encontraron.

A medida que hablo del INCI, muchos ya saben de los bastones blancos, del braille, de la diferencia entre baja visión y ceguera, algunos incluso ya hablan de personas con discapacidad en vez de cieguitos, personas que ya saben de los lectores de pantalla, de talkback o de voiceover.

Pero no dejan de aparecer inquietudes, algunas más profundas que otras, entre las preguntas más comunes están si todos los que trabajan en el INCI son ciegos, si se estrellan en los pasillos y si todos leen braille, incluyéndome. A lo que siempre respondo, no todos son ciegos, pero si somos la entidad con más personas con discapacidad contratadas; no, no se estrellan en los pasillos y de hecho muchos tienen un sentido espacial más desarrollado que los que vemos; y lamentablemente no todos leen braille, aunque quisiera no podría decir que lo leo.

Gracias a los talleres de braille que se dictan en el INCI he logrado aprender algunas cosas sobre el orden, el símbolo generador, e incluso poder saber cuándo está la palabra en mayúscula o seguido por un número. Si suena tonto esto, lo mismo lo sabe un niño desde el jardín o prescolar, pero es que entran muchos factores a colación para una persona que ve.

Sí, reconozco visualmente algunos de los símbolos y letras en braille, pero no creo poder llegar a la sensibilidad necesaria para leer con los dedos, y es que ver a las personas con discapacidad visual navegar por las hojas con esa facilidad hace que uno se sienta completamente perdido al intentarlo. Es que la dependencia de un modelo de escritura visual hace que el táctil sea difícil de computar, por muchos intentos que hago siempre termino haciendo trampa releyendo con la mirada.

Pasan de un renglón a otro sin volver a leer el mismo o saltarse dos líneas, algunos más avanzados encuentran errores de ortografía y sin problema se pueden distraer y volver a encontrar el punto exacto en el que iban sin ningún problema.

La disciplina de la lectura y la sensibilidad en el tacto se adquiere con la experiencia y con la práctica constante y creo, incluso me atrevería a asegurarlo, que son muy pocas las personas en el mundo que viendo son capaces de leer con los dedos.

palabras_clave
braille
Autor