Movilidad segura, responsabilidad de todos

Cuando veo una ciudad tan habitada y congestionada como Bogotá, gente que en ocasiones va ensimismada y la multitud de vehículos que existen, no puedo evitar pensar en la cantidad de ciudadanos con discapacidad que vivimos en la gigantesca capital; y es que movilizarse por esta ciudad se ha convertido en un reto para algunas personas con discapacidad.
La inaccesibilidad persiste aún, por poner un ejemplo, en TransMilenio, cuando nos subimos y no encontramos sillas para poder sentarnos y así no correr ningún riesgo estando de pie, cuando no escuchamos el altavoz porque no lo han prendido o no está con buen volumen y en el riesgo que implica que las puertas de los vagones no funcionen y siempre permanezcan abiertas sabiendo que podemos caer por allí cuando vamos con el bastón.
Ni hablar del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) que, sin duda, no fue pensado para las personas que tenemos discapacidad, en especial visual, ya que solo el hecho de tomarlo implica depender el 100% de los demás, sin mencionar que no cuentan con el altavoz que indica la parada próxima que hace. Lastimosamente también nos encontramos por la ciudad con la falta de semáforos sonoros que no existen en todas las esquinas.
Nos queda es el servicio de taxi, pero es impensable querer tomarlo todos los días por el costo que esto generaría. Además, todo se complica cuando dependemos de un perro guía o de alguna ayuda técnica, ya que en el caso de las personas ciegas muchas veces nos niegan el servicio para transportarnos con nuestros lazarillos y las ayudas técnicas no cuentan con el espacio suficiente en los carros para ser ubicadas. Todo esto y muchas otras cosas que a diario tenemos que vivir las personas con discapacidad genera inaccesibilidad, dependencia del otro y riesgos en nuestra movilidad
No pretendo ser desagradecida ni negativa con lo que han tratado de hacer en nuestra querida Bogotá, pero sí falta mucho, mucho, mucho por hacer. Falta que los gobernantes piensen en una verdadera accesibilidad e inclusión en nuestro país, pero también hace falta que la gente que no tiene ningún tipo de discapacidad vuelva los ojos a aquellos que sí la tenemos, no para que sientan lástima ni para que nos vean como superhéroes, sino para que se den cuenta de que hay personas a su lado que también son seres humanos y que tienen derecho a movilizarse de una manera autónoma, independiente y segura.
Autor:
Luisa Moreno
Biblioteca INCI
Instituto Nacional para Ciegos - INCI