Mi Lola, sinónimo de autonomía y libertad

Cuando yo empecé a sentir que mi libertad se estaba viendo reducida, porque siempre tenía que buscar a alguien que me acompañara en todas mis salidas, fue cuando decidí hacer la solicitud en la escuela Vishnú del Ciprés para que me otorgaron una perrita guía. En octubre de 2012 fui llamada a realizar el acoplamiento en la ciudad de Bogotá.
El primer día que recibí a Lola en mi vida fue maravilloso, nunca olvidaré ese momento en que las dos nos miramos y nos abrazamos. Esta amistad, este lazo de amor que hemos creado crece día con día.
Desde ese momento hemos sido inseparables, hemos estado en las buenas y en las malas, ha sido un bello aprendizaje para las dos. Como anécdota, yo me hice un tatuaje en mi antebrazo de una huellita de perro, símbolo de la unión entre Lola y yo.
A veces, cuando las personas nos ven juntas y aprecian el maravilloso trabajo que Lola realiza, me dicen: “A los perros no les falta sino hablar”. Yo siempre les digo: “A mí Lola me habla”. Y es verdad, cuando Lola necesita algo me lo dice con sus gestos, con sus movimientos, con una mirada que yo percibo y yo entiendo lo que ella quiere.
El nombre de Lola para mí significa lealtad y entrega. Le di este nombre en homenaje a una señora que trabajó en mi casa y que se llamaba Lola. Era una mujer admirable, fue leal, entregada a su trabajo y a mi familia; así pensaba que sería mi perrita guía.
Tener a Lola en mi vida ha sido maravilloso, nunca nos separamos, siempre estamos juntas hasta el punto que ella me acompaña al baño. Nos buscamos a todas horas, si la una está separada de la otra.
Una situación que me duele mucho es cuando vamos a ingresar a un almacén, un supermercado o un restaurante y que nos digan “la mascota no puede entrar”. Esto me ofende porque primero ella no es una mascota, es un perro de asistencia, es mis ojos, es una extensión de mi cuerpo y por este motivo no puedo seguir sin ella. Yo les informo de las leyes que nos amparan y por fortuna ya la gente va entendiendo que ella sí puede ingresar.
Cuando me preguntan: “¿Cómo es tener un perro guía?”. Yo les digo que es maravilloso, pero representa un gran compromiso con la perrita, contigo mismo y con la humanidad. Primero hay que querer mucho los animales y saber que de ahora en adelante tú eres lo único que esa perrita tiene en el mundo. Tienes que preocuparte por su comida, por su salud, por su bienestar y, ante todo que, donde quiera que vayas, la imagen del perro guía quede en alto.
Mi gratitud con Lola es inmensa, yo siempre he reconocido todo lo que ella ha dado por mí, no pudo ser mamá, tampoco puede correr libremente y estar como una mascota consentida por los niños. Está siempre dedicada a mí y por eso cada día la amo más.
Vicky Pérez Gómez
Usuaria de perro guía