Marrakech: Un antojo accesible, que en Colombia hacemos realidad

fotografía, persona con discapacidad visual leyendo en braille
Numero edicion
Edición Número 123

Imagine por un momento que camina por la calle por un sitio que frecuenta. Cerca de este lugar hay una panadería que 24 horas al día y 7 días a la semana hace el mejor pan de su ciudad, tiene los postres más deliciosos y a los pasteleros más reconocidos. Siempre tiene dinero para entrar y comprar, pero sabe que no podrá hacerlo; no solo porque cada día sale un mejor postre y le cuesta decidirse por alguno, sino porque los precios son altísimos. De modo que, aunque el antojo es mucho y corre el riesgo, como dicen las abuelas, de que “el niño nazca con la boca abierta”, hace de tripas corazón y aplaza el postre.

Esto es, más o menos lo que las personas ciegas y con baja visión vivieron a lo largo de mucho tiempo respecto al material literario. Muchos hablaban de lo que era leer, de los increíbles mundos a los que podías acceder si cruzabas las páginas de un libro; pasado el entusiasmo inicial, venía el reto de buscar el libro que nos habían recomendado para descubrir que podían ocurrir dos cosas: el libro no se encontraba en medio magnético o accesible, o bien simplemente estaba, pero se encontraba en un material tan poco accesible, que era imposible pensar en leerlo de forma autónoma. Una vez más, el antojo literario quedaba aplazado y el postre se escapaba.

Luego estaban los estudiantes de diferentes carreras; no siempre era fácil encontrar material o libros de texto que leer sin que se hiciera eterna la búsqueda digital, bibliotecaria, y más tarde visual para que un amigo o persona con buena voluntad nos prestara sus ojos e ir tomando apuntes como buenamente se pudiera. En este caso ya no son postres, sino comida; una que necesita nutrir el conocimiento y el saber de lo que esté estudiando la persona ciega o con baja visión.

Viene entonces la pregunta: ¿qué hago para poder entrar a la panadería y comprar el postre que quiera, las veces que quiera? La respuesta es simple y al tiempo compleja. Simple para nosotros, compleja para la panadería.

El 13 de abril de 2021 (fecha memorable) Colombia ratificó luego de mucho tiempo de trabajo el Tratado de Marrakech, firmado en la ciudad con el mismo nombre en 2013. Ese día, el Congreso le dijo sí a la accesibilidad de obras para personas ciegas.

¿En qué consiste este tratado?
 
Procuraré explicarlo de forma simple porque en esto de las recetas para hacer postres, tiene uno que ser muy juicioso. El Tratado de Marrakech, es un documento que recoge las limitaciones y excepciones que deben realizarse en los derechos de autor para que, se creen versiones accesibles de las diferentes obras dirigidas a personas con discapacidad que tengan dificultades en acceder a los contenidos y las obras publicadas.

¿Por qué complejo para la panadería? Porque lo que viene de hoy en adelante requerirá de mucho trabajo en conjunto y asesoría mutua respecto a la accesibilidad en obras y documentos. En Colombia nos sentimos felices porque, como personas con discapacidad, ya no será necesario seguir pasando frente a esa panadería de siempre, antojándonos y pasando saliva. El Tratado de Marrakech dejó de ser un sueño similar a los gigantes a los que con valentía combatió el Quijote, para convertirse en una realidad.
 

Autor
Descripción

Johana Hidrobo

Tema