Los orígenes de la discriminación

Personas con discapacidad visual conversando
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Edición Número 60

La palabra discriminación tiene dos usos corrientes: por un lado se le emplea como término que indica clasificar, sin que se trace alguna diferencia que exalte más a un elemento respecto a los demás integrantes de un conjunto y, por otro, se le utiliza como concepto que alude a la subvaloración de una persona u objeto.

Un ejemplo del primer uso de esta palabra es cuando se indica que existen personas que, de acuerdo al mes y al día en que nacieron, se les vincula con un signo zodiacal. En este caso, no se puede decir que sea mejor nacer bajo el signo de Escorpión que bajo el signo de Leo porque si bien a cada uno se le atribuyen características determinadas, estos rasgos propuestos por la astrología no propician una jerarquización entre las personas, sino que reparten de un modo más o menos equitativo defectos y virtudes en un esquema que opera a través de la autoidentificación principalmente.

En cambio, el segundo uso dado a la palabra discriminación parte de una mirada del otro hacia el sujeto u objeto clasificado, sin que este interfiera en la idea que se está formulando sobre él o ella. En este caso, quien observa, el sujeto que está en condiciones de pensar y calificar al observado, fabrica una idea sobre ese algo desconocido que observa y en ese proceso construye prejuicios que le sirven para orientar su actuación cuando se encuentre en relación con el sujeto objeto desconocido.

Así, expresiones tales como “todos los asiáticos son…”, “todas las mujeres son…” o “todas las rubias son…” demuestran fundamentalmente un desconocimiento hacia un grupo determinado por parte de quien realiza la afirmación. Un prejuicio puede fabricarse cuando se desconoce la persona sobre la que este recae. Es aquí donde la tecnología ha prestado un servicio inesperado. Al aumentar la cantidad de información circulante, nuestro horizonte se amplía y los prejuicios se diluyen en el mar de expresiones distintas que aparecen en redes o en múltiples ofertas comunicativas.

Un ejemplo de esto podría ser cómo al introducir un par de términos en un buscador de Internet, como por ejemplo discapacidad visual, hallaríamos desde ofertas de atención en salud para esta población, pasando por las biografías de algunas personas, hasta manifestaciones artísticas o deportivas que las involucran.

Así, si una persona asociaba antes de realizar esta búsqueda a las personas con discapacidad visual con el oficio de músico exclusivamente, tras conocer esta masa de información ofrecida por internet y mediada por nuevas tecnologías, cambiará su percepción y asumirá que dentro de esta población existe una diversidad amplia de maneras de ser que rompen cualquier prejuicio prexistente.

La tecnología a la vez que ha servido para que expresiones racistas, xenófobas o sexistas se difundan, también ha permitido la visibilización de tales manifestaciones de modo que se les crítica y limita. A la vez, ha contribuido simultáneamente a dar a conocer diversas maneras de pensar que debilitan el uso de la discriminación como forma prejuiciosa y excluyente de poblaciones.

Así puede concluirse que quien no conoce discrimina y quien conoce discrimina reconociendo la importancia de cada elemento que integra el conjunto. En esta labor de conocimiento, es invaluable el aporte de las nuevas tecnologías y modos de comunicación.

Jorge Colmenares
Autor:
Jorge Andrés Colmenares
Profesional Especializado INCI
Instituto Nacional para Ciegos - INCI