Los mejores ojos que he tenido

Todo comenzó una noche hablando con un amigo mío sobre las maravillas que hacía su perra guía en ese entonces y desde ahí nació mi interés por tener una compañía de cuatro patitas. Por tanto, comencé a hacer los trámites pertinentes para ello y vino a mí la gran bendición de ser escogido por la Fundación Colombiana para el Perro Guía como uno de los nuevos usuarios, en octubre del 2011, y ahí comenzó todo.
Yo no soy ciego de nacimiento. Mi pérdida visual fue a causa de un desprendimiento de retina y desde que perdí mi visión no me había sentido libre como me sentí cuando tomé un arnés y decidí que mi vida fuese acompañada por una maravillosa e inseparable amiga de cuatro patitas.
Sus primeros pasos con ella no fueron fáciles para ninguno de los dos, pero con paciencia y perseverancia todo se logra en la vida. Llegamos a un punto en que nos compenetramos tanto y conformamos esa tan anhelada unidad funcional de la cual nos hablaban en el acoplamiento realizado en la Fundación.
En el 2015, por cosas del destino, mi primera amiga falleció dejando un gran vacío en nuestra casa. Pero lo bueno de todo es que al ser usuario de la Fundación, esta nos da nuevamente la oportunidad de tener otra compañera.
Desde el 2016 Kira decide emprender un camino junto a mí, llevando mis pasos por buen sendero y evitando tropiezos, superando cualquier barrera que se presente en el camino y sobretodo llenando ese vacío que dejó mi primera compañera, a quien agradezco por tantas enseñanzas.
Hoy por hoy Kira me ayuda a realizar mis actividades diarias, me acompaña a la universidad, me brinda todo su cariño y su hermosa y peludita amistad. Por tanto, estos son mis mejores ojos. Estoy más que seguro que mi camino y mi vida no serían igual si no hubiese conocido esta gran maravilla que Dios nos ha dado.
Definitivamente, está comprobado que todo ser vivo vino a esta vida a cumplir con una misión y su misión ha sido ofrecer sus lindos ojos para que vean por mí.
Por Walter Fabián Rueda
Usuario de perro guía