Los altavoces nos anuncian la parada
En esta editorial de INCIDigital, quiero compartirles cómo hemos luchado para que el Estado nos garantice a las personas con discapacidad visual un entorno accesible y una ruta fácil, garantizando la movilidad de los ciegos, y cómo logramos que los altavoces anuncien la parada.
El transporte hace parte del derecho a la accesibilidad, Artículo 9 de la Convención de Discapacidad y otro entramado de normas que garantizan este derecho, pero lo complejo es hacerlo realidad.
Recuerdo que desde niño tuve que utilizar el transporte público, que en Bogotá como en el resto del país era caótico, pues estábamos expuestos a la llamada guerra del centavo.
Es decir, que los buses se peleaban los pasajeros y podían recogerlos en cualquier esquina y asimismo dejarlos en cualquier parte, sin paraderos seguros ni estaciones, convirtiéndose en la ley de la selva de concreto.
En realidad era muy peligroso, pues recuerdo que muchas veces iban con música muy alta, no tenía puerta trasera, por lo que era necesario bajarse para que salieran los del fondo y volverse a subir si le daba tiempo, más para una persona ciega.
Incluso también recuerdo que alguna vez el bus me dejó en el centro de la calle, sin orillarme, por lo que otro carro que pasaba por delante de mí casi me atropella, pero por fortuna alcancé a reaccionar para que no me arrastrara.
En el año 2000 volví al país luego de realizar mis estudios de doctorado en España, donde conocí los sistemas de transporte masivo, como el metro y el tren de cercanías, y tuve un amigo de cuatro patas, es decir, un perro guía que me acompañó en todas esas aventuras.
Por esta razón, cuando llegó a nuestras ciudades el transporte masivo, como TransMilenio en Bogotá, que no tenía señal sonora para anunciar las estaciones, interpuse una acción popular pidiendo los altavoces, acción que la justicia me concedió. Lo que nunca me imaginé es que fuera una voz con acento español de España, pero que funciona para los ciegos anunciando la parada o estación.
De otro lado, recuerdo la muerte de Javier Cuellar, en agosto del 2015, quien cayó de la plataforma de una de las estaciones de TransMilenio, por lo que hicimos una marcha protestando por la falta de seguridad en el sistema.
Con base en un acuerdo entre el INCI y TransMilenio, pusieron una textura para guiar a los ciegos, las puertas se han reforzado para que no queden abiertas y pusieron un personal para ayudar a los ciegos llamado ‘Equipo T’, que tiene en las redes videos de cómo guiar a las personas con discapacidad visual.
Sé que falta mucho por lograr, sin embargo, aprecio que las empresas de transporte masivo cada vez más se preocupan por la seguridad de las personas con discapacidad y en especial por los ciegos; están adaptando los buses, las plataformas y encontramos personal capacitado para guiarnos y ofrecernos una ayuda idónea.
Es más, desde el INCI hemos realizado campañas para el uso correcto de la textura podotáctil, pues en algunos lugares el camino lo arroja contra un árbol u otro obstáculo y los vendedores piensan que es una textura antideslizante, pero no saben que es el camino para los ciegos.
Afortunadamente, ahora los compañeros ciegos pueden llegar al INCI, saliendo de Transmilenio y con la señal podotáctil o la textura en la acera. Se pueden guiar fácilmente por el andén, también pueden cruzar con seguridad las esquinas con semáforos sonoros y pueden volver a sus casas tomando el bus mediante la plaqueta en braille del SITP.
Gracias a la gestión administrativa del INCI, hoy los ciegos podemos disfrutar de los altavoces que anuncian la parada de los buses, tenemos unas aceras nuevas que nos garantizan la accesibilidad y la textura podotáctil para guiarnos camino al INCI y tenemos la plaqueta en braille, de la que podemos hacer uso del número de teléfono para que llamen al conductor y nos identifique en el momento en que llegue a la parada, describiendo las señales de cómo estamos vestidos o el tipo de bastón que usamos.
Autor:
Carlos Parra Dussan
Director General
Instituto Nacional para Ciegos - INCI