Inclusión educativa responsabilidad articulada

Autora:
Nicole Cubillos Prieto
Profesional Asistencia Técnica
En Colombia, las proyecciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) señalan que actualmente existen 2,9 millones de personas con discapacidad, quienes representan el 6,4% de la población. No obstante la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) menciona que esta cifra asciende al 7%, es decir, que más de tres millones de colombianos viven en esta condición.
Ese 6.4% porcentaje de la población; el Ministerio de Salud y el Registro de localización y caracterización de población con discapacidad (RLCPCD) lo describe de la siguiente forma:
Personas con discapacidad física, sordo ceguera, sensorial auditiva usuarios de Lengua de Señas Colombiana (LSC) y discapacidad sensorial auditiva por baja audición, discapacidad sistémica (persona de talla baja), baja visión, ceguera, discapacidad física, trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual en la cual se encuentran trastornos cognitivos, múltiple discapacidad, psicosocial, voz y habla. Sin embargo en esta clasificación hicieron falta las enfermedades huérfanas que es otro grupo que presenta características particulares.
El escolarizar un niño, niña o joven con discapacidad hace repensar el accionar escolar, un direccionar diferente para cada maestro, directivo, padre o madre de familia que tiene la oportunidad de construir un espacio más equitativo; sea la escuela, la casa o el barrio. Entonces pensamos en la oportunidad de tener adecuaciones físicas necesarias, estrategias pedagógicas innovadoras, ambientes de aprendizaje accesibles, ajuste en tiempos y horarios educativos de ser necesarios, apoyos de enfermería u otros aspectos que son relevantes y que podrían definirse en procesos particulares.
El dilema o la discusión está en asumir acciones en pro de la inclusión educativa o social y muchas veces las responsabilidades se vuelven unidireccionales haciendo el trabajo más complejo; entonces nos trasladamos las responsabilidades esperando que sea solo la escuela o solo el padre o madre de familia. El interrogante es cómo acercarnos más y articularnos como sociedad y realmente generar un clima de inclusión educativo en las instituciones.
Uno de los documentos de gran aporte es el Índice de ‘Inclusión Educativa’ que en el 2009 fue uno de los lineamientos escolares para la el acceso a la educación de la población con discapacidad. Allí se mencionan todos los integrantes de la comunidad educativa como actores protagonistas en un proceso de inclusión; la diferencia está en que esas acciones tienen objetivos claros y conjuntos; lamentablemente este documento no fue estandarizado porque nos complejizamos en la aplicación de instrumentos y en la medición de un diagnostico institucional dejando de lado que el secreto de este documento está en la creación de un equipo de inclusión que presente un sentir de acciones pequeñas que sumadas hagan la diferencia en un año escolar.
El documento presenta las instituciones y sus divisiones internas desde áreas de gestión: gestión académica, directiva, comunitaria, administrativa; se propone que exista uno o dos representantes desde cada gestión de la institución; los representantes deben estar dispuestos a trabajar para la inclusión y anualmente proponer metas medibles, metas que se ajusten a la necesidad de la institución, metas que trabajen toda la comunidad no solo el equipo de inclusión. Por otro lado la familia o la red de apoyo es vital en el proceso de inclusión, pues son quienes conocen y pueden describir la realidad del estudiante, quienes harían parte de gestión comunidad y a su vez apoyan el diseño de material según los objetivos a alcanzar en el trimestre o bimestre, como los maestros lo definan.
Retomando la acción del equipo de inclusión estaría organizada de la siguiente manera:
•Gestión Directiva: su objetivo es promover una institución educativa donde facilite los espacios de reunión y de reflexión educativa, donde promueve la cualificación docente, crea una cultura institucional y fomenta clima escolar inclusivo.
•Gestión Académica: su objetivo es promover ajustes razonables, propuestas innovadoras para enseñanza, seguimiento académico, indagar y promover cualificación docente acorde a sus necesidades.
•Gestión Administrativa: Su objetivo es promover cambios o ajustes en la planta física y recursos, talento humano y apoyo financiero y contable.
•Gestión Comunidad: Su objetivo es articular acciones desde los padres de familia con la institución educativa desde la escuela de padres, asamblea y Consejo de Padres de igual forma ser promotor de la oferta educativa de la institución.
Cada grupo de gestión se reúne y planea un actuar referente a las necesidades de los estudiantes, estudiantes con realidades diversas pero con fines comunes, el equipo cumple su función cuando diseña un plan de mejoramiento y lo ejecuta anualmente. El equipo de inclusión educativa en las instituciones permite:
· Diagnosticar las necesidades educativas de la institución en procesos de inclusión.
· Definir metas claras desde cada área de gestión.
· Cumplir objetivos conjuntos con responsables puntuales.
· Restructuración educativa generando cultura inclusiva en la institución.
· Priorizar la calidad educativa y la atención a niños, niñas y jóvenes con discapacidad.
· Proporcionar un apoyo interdisciplinario y valorar el trabajo pedagógico conjunto.
Por lo tanto cada uno apoya una acción de forma conjunta y eso permite que los procesos de inclusión no se queden en una sola dirección o se sectorice la responsabilidad.
Como vemos el índice no menciona nada diferente de lo que en las instituciones cuentan; la diferencia está en el hacer y en el sentir por el otro, permitiendo que la institución escolar se convierta en el primer paso hacia una inclusión social; fomentando la solidaridad, el apoyo, la comprensión, el gestor de proyectos de vida independiente desde nuestras particularidades, todo desde un trabajo en equipo.