El lenguaje también discrimina

Carlos Parra Dussan, Director General Instituto Nacional para Ciegos - INCI
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Edición Número 39

Es difícil dimensionar la importancia que ha adquirido el estudio del lenguaje en las humanidades y en las ciencias sociales durante los últimos años, ocupándose de él, la lingüística, la psicología y ahora último la ciencia jurídica entre otras.

Así la Corte Constitucional sostuvo en la Sentencia C-804 de 2006, que el lenguaje es a un mismo tiempo instrumento y símbolo, instrumento, puesto que permite el intercambio de pensamientos, es símbolo, por cuanto refleja las ideas, valores y concepciones existentes en un contexto social determinado.

Desde hace más de dos décadas, la Corte Constitucional inició una intensa cacería para erradicar tanto de las leyes como de las expresiones cotidianas las palabras que generan discriminación, así ha emitido decenas de sentencias que cambiaron normas porque resultaban ofensivas y ha proferido fallos en los que ordena moderar el lenguaje cotidiano.

De esta manera, numerosas expresiones empleadas en el Código Civil han dado lugar a diversos pronunciamientos de la Corte Constitucional, como “padres naturales” Sentencia C-105 de 1994, “criado” Sentencia C-379 de 1998, la expresión “hombre”, para referirnos a los dos géneros Sentencia C- 804 de 2006 y el término “discapacitado” reemplazado por persona en situación de discapacidad por la Sentencia C-458 de 2015.

La Corte asegura que un lenguaje respetuoso de los valores y principios constitucionales, constituye por lo menos de manera simbólica un sujeto con dignidad.

Pero tristemente debemos reconocer que en la práctica cotidiana del país se discrimina con el lenguaje como símbolo, perpetuando los estereotipos que generan exclusión y marginación, encontrando muchos ejemplos de nuestras propias autoridades.

Por ejemplo el Concejal de Bogotá Jorge Durán Silva, que en medio de una sesión llamó al orden con la expresión, “el Concejo se nos está volviendo una merienda de negros”.

Igualmente el exdiputado de la Asamblea Departamental de Antioquia Rodrigo Mesa Cadavid, que en una sesión dijo que “la plata que uno le meta al Chocó es como perfumar un bollo”. 

Como si fuera poco, monseñor Juan Vicente Córdoba, se refirió a la comunidad LGBTI como “enfermos y ha dicho que es como meter a diabéticos en una dulcería, que no son personas y no pueden constituir una familia”.

Pero las personas con discapacidad no nos salvamos, María Luisa Piraquive, fundadora y cabeza de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, explicó en su intervención por qué una persona con discapacidad no puede subir al púlpito, “si ven el predicador sin un brazo, no se van a agradar mucho. Por la conciencia, otros dirían por estética, no lo ponemos en el púlpito”.

El pasado 10 de mayo, el concejal del Partido Conservador, Ramón Cardona, del municipio de Santa Rosa de Cabal Risaralda, señaló: “la ley es como las mujeres, se hizo para violarlas”, haciendo alusión, a un supuesto refrán de la región.

En conclusión, la mejor forma de expresar nuestra concepción del mundo y de reflejar cómo es nuestra sociedad, es a través del uso del lenguaje. Éste puede ser un instrumento de inclusión, pero también puede ser una de las expresiones más importantes de desigualdad, ya que manifiesta por medio de la palabra la forma de pensar de la sociedad y cómo en ésta se invisibiliza, excluye y se discrimina.

Carlos Parra Dussan  Director General Instituto Nacional para Ciegos - INCI

Autor:
Carlos Parra Dussan
Director General
Instituto Nacional para Ciegos - INCI