Diversidad ¡salve usted la patria!

“Cada pueblo, cada hombre, sirve para alguna cosa”. Simón Bolívar.
En el siglo XIX nuestro país vivió unos cambios culturales al pasar de una vida basada en lo colonial, a la modernidad y el desarrollo que le planteaba la vida republicana. Este proceso del establecimiento de la república, se extendió durante todo el siglo XX, trayendo consigo cambios en las estructuras sociales y en las ideas libertarias de Simón Bolívar: igualdad social, libertad y ascensos sociales; cambios significativos para un pueblo que se mantenía sometido.
A pesar del paso del tiempo y del desarrollo de la cultura a una vida moderna, concepciones de aquella vieja época se siguen reproduciendo en nuestra Colombia de hoy, en las prácticas sociales y en las relaciones que mantenemos con los demás; sosteniendo así las tan mencionadas “buenas costumbres” de la época que mantenían más personas excluidas que acogidas.
Aunque ya por adelantos de nuestra constitución de 1991 no tenemos esclavitud, reconocemos la diversidad poblacional y cultural como riqueza inmaterial, los pueblos indígenas sostienen desde la ley básica 89 de 1890 la organización de sus cabildos, dando por entendido su estructura social propia: cabildos indígenas, elección de caciques-alcaldes y adjudicación de parcelas. Así mismo, las personas con discapacidad han sido reconocidas como población dándose la normatividad correspondiente para ser incluidas. De la misma manera la población LGTBI y por normativa internacional los niños fueron reconocidos como sujetos de derecho, al igual que las mujeres.
Estos doscientos años de libertad e igualdad promovidos por las campañas de independencia del siglo antepasado, han sido iniciadores de todo un proceso de luchas sociales en la búsqueda de alcanzar los derechos de las poblaciones y del respeto por la diversidad y la diferencia que tanto las denominadas buenas costumbres de la época denigraban.
Las personas blancas y altivas, bien vestidas e ilustradas, de buenas maneras y de familias prestigiosas, se mantenían dentro del ideal de persona que se consideraban ciudadanas; en cambio, todos aquellos socialmente considerados como diferentes, eran excluidos de inmediato, y condenados sin reparo al escarnio público.
Por todas estas ideas, históricamente la discapacidad o la diversidad de nuestros padres de la patria también se han mantenido ocultas. Por ejemplo, siempre que un historiador habla sobre las fisionomías o características físicas de Simón Bolívar se revela algo nuevo, que deja denotar, cómo nuestro padre de la patria fue tan diverso y tan fisiológicamente latinoamericano, que niega las imagenes figurativas que permanecen orgullosamente representativas en nuestras plazas públicas.
Fuertes hombres blancos y altivos, bien formados y de rectas actitudes, nada parecidas a las personas que eran en realidad. Un ejemplo de esto, se pueden leer en las descripciones hechas por el General, Florencio O’ Leary, el historiador Luis López de Mesa y Sañudo entre otros, quienes coinciden en afirmar que el general Bolívar tenía quemaduras del sol que le daba un aspecto moreno o tostado; bajo de estatura, sumamente delgado y decididamente feo, refiere Páez en su descripción; mejillas chupadas, largo el rostro, de ojos hundidos y con poco cabello según Ducoudray; de poco buen genio y de nerviosas manías, de labios gruesos y pies y manos pequeñas, de frente arrugada que siempre mantuvo desde temprana edad.
Según historiadores, debe decirse que el libertador nunca posó para retratos, aunque los que lo conocieron sostienen tal descripción. Además, debe decirse también, que en el tiempo de la república los retratistas buscaban mantener una imagen altiva e icónica de los padres de la patria, para que su figura se volviera orgullo patrio y no se prestase para deshonrosos.
Finalmente, fueron muchos los que en las campañas libertadoras, perdieron miembros de su cuerpo por el combate, siendo esto motivo de deshonra militar, que condenaba al caído a la exclusión. Referido que hoy en las fuerzas militares ya no se replica, pues el cuerpo militar con discapacidad hoy marcha orgulloso en los desfiles del 20 de julio.
Por otro lado, todavía para muchos se mantiene oculto que nuestro primer libertador fue un hombre negro, esclavo, traído de África, sublevado de los españoles y que le dio a Colombia el primer pueblo libre de américa. San Basilio de Palenque, en el departamento de Bolívar muy cerca a Cartagena. Benkos Biohó, encaminó a los esclavos sublevados hasta lo que es hoy el pueblo de Palenque. Este lugar, aislado de lo que fuera para entonces Cartagena esclavista, astutamente fue rodeado por ellos de maraña, palos, trampas de púas y zanjas para evitar ser recapturados. A Benkos Biohó se le adjudica astucia, valor, fortaleza y mucho liderazgo.
Con estos antecedentes, comienza una nueva época para los colombianos. Un proceso de paz que va ahora en posconflicto, unos reconocimientos a los derechos económicos, políticos, sociales y culturales a poblaciones históricamente excluidas, democratización de espacios que antes eran exclusivos para determinados grupos económicos, apertura a la participación política y social en vía de la democracia participativa, revelaciones penosas de problemas históricos del país que no habían sido develados completamente por el velo del conflicto armado, debilitamientos de las cuestiones económicas que siguen demostrando la necesidad premurosa hacia la democracia económica, social, política y cultural, como lo refieren los derechos internacionales.
Efectivamente para seguir gozando de estos cambios están llamados a defenderlos, sostenerlos y visibilizarlos, todas aquellas poblaciones que han sufrido directamente el rigor de las no tan “buenas costumbres” clasistas que mantuvieron más relegados que acogidos, todo para seguir sosteniendo su exclusiva clase. Por esto como gritó nuestro general Simón Bolívar a Juan José Rondón en la batalla del Pantano de Vargas cuando todo parecía perdido, general ¡salve usted la patria!

John Díaz
Fomento a la Lectura
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