Decreto... La educación en una Colombia incluyente

Es importante que al hablar de inclusión educativa en Colombia se parta de reconocer los esfuerzos que durante tantos años algunos docentes y padres de familia hicieron para hacer posible que los niños y las niñas con discapacidad tuvieran un lugar en las instituciones educativas. Siendo esto, un motor importante para que se diera el avance hacia “Una educación para todos”.
Esos docentes que día a día con su cariño y entrega hacia el quehacer pedagógico, asumieron con gallardía la responsabilidad, mal llamada “CARGA”, del proceso académico de los niños y jóvenes, que por su condición de discapacidad, no contaban con otra alternativa que no fuera sino la buena voluntad de alguno de sus maestros.
Vale la pena mencionar igualmente a esos padres que tuvieron la valentía de perseverar, para que sus hijos fueran aceptados en los jardines, en las Instituciones educativas, a esos lugares de aprendizaje que sabían contribuirían a potenciar sus capacidades. Con un compromiso férreo de acompañamiento a los docentes en todo este reto de aceptar que un niño con discapacidad llegara al aula.
Pues valió la pena demostrar a sus colegas, que era el momento de apostarle a la inclusión, para el desarrollo social, cognitivo, cultural de los niños, como alternativa para que estos fueran reconocidos también como sujetos de derechos.
A causa de todo lo anterior, en este proceso siempre ha estado presente el INCI, jugando un papel preponderante en todo este largo camino hacia una inclusión educativa con calidad. Asesorando, capacitando, dotando a las I. E. a las bibliotecas con material accesible, para que los procesos de aprendizaje y enseñanza de los estudiantes, contaran con equipamientos y los ajustes razonables que facilitaran el conocimiento.
Pensando siempre en una educación para todos, el INCI desde la década de los 70, instaló la única y primera imprenta especializada en la impresión de textos en tinta y braille, con el firme propósito de facilitar a las personas con discapacidad, el acceso a la información, a una educación incluyente que favorezca a la persona su autonomía, equiparando las oportunidades para que cada niño, niña y joven con discapacidad visual, pueda contar con los recursos pedagógicos y técnicos para su desarrollo e independencia.
Es así, que el equipo técnico del INCI recorre cada rincón del país, brindando las orientaciones correspondientes para que cada día sigan sumándose instituciones educativas que le apuesten al modelo de inclusión. Ya las voces de personas blancas, negras, indígenas, mestizas, sean niños, jóvenes, adultos de todos los rincones de nuestra amada Colombia, sigan siendo escuchados desde sus diversidades, dejando atrás paradigmas de marginación, exclusión, integración, para construir con todos, inclusión.
En los últimos 15 años hemos venido sembrando y recibiendo los frutos de la inclusión, y continuaremos incidiendo, para que, en los planes de desarrollo, se evidencien los programas y se dejen los recursos que aporten a consolidar un país cada vez más educado.
Trabajando en concordancia con la Ley 1618 del 2013 y en el desarrollo de otras leyes que comprendan derechos para personas con discapacidad visual.
Desde hace ya bastantes años, ha venido trabajando de la mano con docentes, padres, estudiantes y Secretarías de educación, para que esa garantía de derecho a la educación, hoy, reglamentado mediante el Decreto 1421 del 29 de agosto del 2017, “Por el cual se reglamenta en el marco de la educación inclusiva la atención educativa a la población con discapacidad”, siga en el cumplimiento de su misión poblacional.
Siendo todo esto un avance en el desarrollo de derechos. Ya llevamos un camino avanzado y reconozco positivamente desde una perspectiva técnica que le estamos cumpliendo al país y obviamente, a la población con discapacidad visual.

Patricia Montoya Falla
Subdirectora General - INCI