Cuando ven un bastón

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Edición Número 69

El pasado 15 de octubre se celebró, como es habitual, el Día Internacional del Bastón Blanco, un ícono de las personas con discapacidad visual.  Lo normal para este día es encontrar artículos y escritos sobre la importancia del bastón para las personas ciegas y de baja visión, pero en esta oportunidad quiero hablar desde la perspectiva de las personas sin discapacidad, qué ven y cómo reaccionan frente a este objeto.

El bastón blanco con el extremo rojo ya tiene un reconocimiento internacional y es el símbolo con el que muchos identifican a las personas ciegas, pero además de ser un objeto que los representa, ¿qué más genera este elemento en la población?

Está claro que se ha avanzado mucho en el trato hacia las personas con discapacidad visual y que cada vez más colombianos aprenden sobre cómo interactuar apropiadamente con una persona ciega o con baja visión, pero aún tenemos mucho por aprender, por aceptar y tolerar.

Sí, estamos expuestos a uno que otro golpe leve en la pantorrilla con un bastón, a que se choquen con nosotros en las esquinas en el semáforo o a que debamos hacer mayor espacio en una acera angosta para que pasen, pero todo esto está dentro de nuestra tolerancia y civismo.

Hacer que la movilidad sea dinámica no es complicado, mientras respetemos el espacio de los demás y sus diferentes necesidades habremos avanzado en muchas formas. Por ejemplo, tener la paciencia al caminar detrás de una persona con discapacidad que requiere más tiempo para reconocer el espacio que lo rodea o para identificar un obstáculo en la vía, incluso por qué no, ofrecer ayudarlo para pasar por eso que bloquea el camino.

Prestarse para cruzar la calle sin agarrarlos a la fuerza o sin su permiso puede ser de gran ayuda a una persona. Es triste ver cómo aún hay quienes se mueven del camino como si estuvieran huyendo de algo o peor aún, los que no se mueven del todo y esperan que la persona ciega corrija su camino, inevitablemente ofuscándose por un pequeño choque.

He visto en las calles cómo los vendedores ambulantes se tienen que mover molestos de las aceras para dar espacio a las personas con discapacidad que siguen su guía podotáctil. Se podrían evitar la molestia si desde un principio no estuvieran interfiriendo con el paso peatonal, lo cual ayudaría no solo a las  personas con discapacidad sino a la población en general.   

En el sistema público de transporte también es importante estar atento a estas señales. Una persona con discapacidad visual también requiere un espacio prudente para movilizarse y poder manipular su bastón; este es su apoyo, su independencia y su protección. Es importante no abalanzarse sobre las personas ciegas,  guiarlas con calma y explicarles si así lo piden la información que necesitan, puede ser el número del siguiente transporte o su tiempo de espera.

Los pequeños ejemplos que he dado están relacionados con experiencias que se ven a diario en las cercanías del INCI, por ser un espacio al que las personas ciegas y con baja visión visitan constantemente y que atrae a muchos por sus diferentes servicios. Personas que diariamente se enfrentan a una aventura en las calles y que a veces, sin saberlo, nosotros hacemos más difícil de lograr.

 

Juan Esteban Gómez Ramírez Asesor de Dirección General y Comunicaciones
Autor:
Juan Esteban Gómez Ramírez
Asesor de Dirección General y Comunicaciones
Instituto Nacional para Ciegos - INCI

 

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