Censo y empleabilidad

De acuerdo con los resultados del Censo de población de 2018, el total de las personas con discapacidad visual en edad productiva son 747.583. De estos más de la mitad son mujeres que corresponden al 54,1%; el 26.7% dijo que trabajó por lo menos una hora en una actividad que le generó algún ingreso; un 25,4 % realizó oficios en el hogar; 16,4 % estaba incapacitado de manera permanente para trabajar; un 8,2 % manifestó que estaba en otra situación distinta a las anteriores; el 7,7 % ocupaba parte de su tiempo en algún estudio; el 3, 5 % buscó trabajo; el 2,6 % no trabajaba en ese momento pero había tenido un empleo o negocio por el que recibía algún ingreso, y el 0,8 % trabajó o ayudó en algún negocio pero sin pago.
La inclusión social es sin duda un nuevo foco de atención para lograr importantes avances en materia de empleabilidad, pues como aseguran los expertos, las oportunidades laborales son el mejor apoyo a las personas con discapacidad para mejorar su calidad de vida.
La razón por la cual muchos de ellos no cuentan con oportunidades de entrar al sector productivo, es porque existe desconocimiento de los empleadores frente a cómo adecuar sus plazas laborales y generar ambientes de trabajo incluyentes.
Adicional a lo anterior, las personas con discapacidad visual presentan mayores dificultades para acceder de manera efectiva a los canales de búsqueda de empleo, debido a que los centros de empleo no suelen estar adaptados en términos de accesibilidad digital para que las personas ciegas o con baja visión puedan acceder a la información sobre las vacantes para inscribir su hoja de vida.
Aunado a lo anterior, está la sobreprotección familiar en algunos casos y las actitudes negativas del entorno hacia las personas ciegas y con baja visión, lo que en última instancia dificulta su proceso de desarrollo emocional, educativo y laboral.
Es importante que las empresas entiendan que las personas ciegas o con baja visión se encuentran preparadas tanto en conocimientos como en habilidades y representan una fuerza laboral que se encuentra bastante desaprovechada, que puede aportar al crecimiento y productividad de las organizaciones.
Desde el Gobierno y desde iniciativas privadas, Colombia ha tenido avances importantes en este frente. Sin embargo, los retos son aún grandes pues seguir avanzando en este propósito requiere de un cambio de mentalidad frente a cómo se percibe a las personas con discapacidad visual, además de la adecuación de espacios públicos que promuevan su autonomía e independencia y continuar ejecutando actividades de desarrollo económico y social que lleven a la inclusión productiva de estas personas.