Caminar el mundo con los ojos cerrados

personas ciegas caminando con bastón
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Edición Número 45

“Soy de los pocos que puede caminar el mundo con los ojos cerrados y vivir para contarlo”.

John Alexander Díaz

Tres aspectos conforman las dinámicas de la movilidad de las personas con discapacidad, que permiten su éxito en la locomoción y desplazamiento y en esto radica la efectividad de su autonomía en la calle.

En un artículo anterior denominado ‘Ser ciego no es cerrar los ojos’, mostré cómo las personas ciegas y de baja visión construyen unas técnicas de movilidad lo suficientemente apropiadas para tratar de reducir los riesgos de ir por el mundo sin ver. Dichas técnicas, hacen parte de la triada a las que haré referencia a continuación.

Las personas con discapacidad visual, hacen uso de sus sentidos para orientarse en el mundo, usan el olfato para identificar algún olor característico del ambiente y ubicarse, el oído para poner referencias de desplazamiento, el tacto para identificar huecos, topes, obstáculos e incluso el pasar del viento, casi que cualquier cosa puede ser oportuna como referente para ubicarse geográficamente.

Sin embargo, estas formas de ubicación sensorial son referencias muy particulares de cada una de las personas y de las experticias individuales que difícilmente se universalizan. Como el que referencia que en la esquina de su casa huele a pan y esto le permite saber que debe girar por esa cuadra.

Por otro lado, últimamente, las tecnologías de la información y las comunicaciones, han permitido que las personas con discapacidad puedan orientarse por medio de aplicaciones con GPS, como Google Maps, Moovit, Lazarillo App, Waze, entre otras, las cuales generan un tipo de autonomía que no excluyen el uso de bastón o perro lazarillo.

El uso de estas aplicaciones hacen parte de la dinámica misma de las técnicas anteriores ya que son a gusto y conocimiento propio de cada persona, su apropiación de las tecnologías y su capacidad económica, pues algunas de estas se obtienen con dinero.

La heteronomía.

Una tercera técnica, tiene que ver con la clásica heteronomía de desplazamiento, que constituye que la persona con discapacidad visual, requiera de los demás para desplazarse:

Alguien de su familia, un transeúnte, uno de los guías disponibles por  la ciudad son los que le permiten ser guiado u orientado hasta su lugar de destino.

Esta técnica, no es la más recomendable por los expertos en movilidad, ya que compromete la autonomía de las personas con discapacidad visual, su privacidad y terceriza sus relaciones interpersonales.

Sin embargo, encontrarse con alguien con quien poder cruzar palabra en la calle mientras te cruza la avenida,  que te cuenten alguna historia,  te hagan las preguntas de rigor sobre discapacidad, o que por modelo de superación te alaguen, son las prácticas que a diario viven las personas con discapacidad, que unos acogen con buen gusto, y otros rechazan por cuestiones ya personales.   

Aun así, es importante comprender, que aunque las personas ciegas y de baja visión pongan todos sus sentidos a la orden de su movilidad y cuenten con muchas habilidades, es urgente que todos los lugares tengan la accesibilidad pertinente para reducir las posibilidades de accidentalidad. Es necesario que se tenga la señalética en tinta-braille y lengua de señas, así como los orientadores paralizados. De igual manera las líneas podotáctiles, los andenes con rampas y obvio, una planeación definida de tal manera que todas las ciudades cuenten con una organización lógica y predecible para todos.

Así como es importante que las personas con algún tipo de discapacidad sean autónomas en su desplazamiento, también es primordial que cuenten con la seguridad correspondiente, garantizada por un país que reconozca las necesidades de su diversidad poblacional.

Jhon Díaz Fomento a la Lectura Biblioteca Virtual para Ciegos de Colombia

Autor:
John Díaz
Fomento a la Lectura
Biblioteca Virtual para Ciegos de Colombia